42°. Ni una menos
Hoy voy a dejar de lado mi habitual humor (o
al menos mi intención de humor...) para hablar del amor y la violencia. El amor
NO es violento. Por los últimos casos de feminicidios, el 3 de Junio se hará
frente al Congreso la concentración “Ni una menos”, para pedirle a los
gobernantes que tomen cartas en el asunto. La violencia NO es amor. El amor NO
es violento. Si estás en una relación en la que el hombre te violenta, buscá
ayuda y salí.
Claro que generalmente la violencia no
empieza a los golpes, sino con formas más sutiles de control. La violencia
psicológica usa frases como “no servís para nada, no ves que sos una inútil,
sin mí no serías nada...”.Es decir, busca la anulación de la estima de la mujer
mediante palabras que van lavando el cerebro. Pero no solo son palabras, la
violencia psicológica se vuelve acción al controlar con quién te juntás, cómo
te vestís, con quién hablás por celular. Y lentamente, esta vigilancia sobre
las acciones te va separando de tus amigos, familiares, ámbito laboral. Otra
forma de violencia es la económica, dominar al otro por el dinero. De la
violencia psicológica a la física hay un paso, está ahí nomás... El primer
golpe lleva a la mujer a un estado de confusión y negación: ¿si me ama, por qué
me pega? Este estado se refuerza porque generalmente el hombre inmediatamente
de disculpa diciendo “no sé qué me pasó, te juro que no lo voy a volver a
hacer”. La mujer se agarra de esta promesa porque “ama” a este hombre. El
hombre por un tiempo compensa a la mujer, creando una especie de luna de miel,
en la cual vuelve a ser el hombre del cual la mujer se enamoró. Sin embargo, el
ciclo de la violencia está destinado a repetirse si la mujer se queda. El
violento no deja de serlo mágicamente (debería hacer terapia para resolver su
problema de violencia contra la mujer). Luego de esta fase de luna de miel,
comienza a acumularse tensión, el hombre vuelve a encontrar errores, defectos,
problemas en la mujer, y estalla. Vuelve el golpe. Vuelve el perdón... y todo a
empezar otra vez. Solo que este ciclo tiende a acortarse en la medida que la
mujer no se va. El período de luna de miel dura menos. El hombre ya no dice “no
va a volver a pasar” sino “no ves, yo me pongo así por tu culpa, es por tu
culpa que te pegué”. Sumado a esto, la violencia psicológica continúa: “no
servís”, “no valés nada”, “sin mí no podrías vivir”, “si me dejas te quito a
los hijos”, “trabajar vos? si sos una inútil, te vas a morir de hambre”, etc...
Esto deja a la mujer en un estado que se denomina de “indefensión aprendida”.
No es que la mujer no valga y sea un ente indefenso que dependa del hombre. NO.
Pero años de violencia lavan lentamente el cerebro de la mujer haciéndole creer
que esto es así. Es una de las razones por las que una mujer no se va. Tiene
reforzada la idea de que sin el hombre no va a sobrevivir ni económica ni
emocionalmente. Muchas veces, estas mujeres fueron víctimas de violencia
familiar, tuvieron padres violentos.
La violencia es aprendida. El porcentaje de
casos en que la violencia del hombre de debe a trastornos psiquiátricos es
bajo. El alcohol no es la causa de la violencia contra la mujer, en todo caso
un detonante o facilitador. La violencia es aprendida. Se aprende presenciando
violencia desde la infancia en el hogar, en la cultura, en la calle, en la
escuela, en la sociedad.
Por eso, para romper las cadenas de la
violencia contra la mujer, es fundamental crear consciencia y educar desde
pequeños a niños y niñas.
Ni más está decir que desde el gobierno
deberían existir instancias que funcionen en donde la denuncia de violencia
doméstica fuera tomada en serio y tuviera consecuencias efectivas contra el
abusador. Y que las penas contra la violencia doméstica más fuertes. Así como también
deberían existir más albergues a donde las mujeres pudieran ir con sus hijos al
dejar a sus parejas violentas. En las escuelas se deberían impartir clases o
talleres para que los chicos tomaran consciencia de lo que NO es el amor. En
México tienen una escala llamada Violenciómetro, en la que detallan cómo
empieza y avanza la violencia, desde lo aparentemente inofensivo hasta la
muerte. En las escuelas imparten este tipo de charlas, para darles herramientas
a las chicas para reaccionar a tiempo.
Copio aquí el link para los que les interese
leerlo. Es muy esclarecedor:
Resumiendo: el amor no es controlar, no es denigrar, no es insultar, no es
celar, no es separar, aislar, ni violentar. A las mujeres durante años nos
enseñaron que por amor hay que aguantarlo todo, que sin una pareja no estamos
completas. También existe la confusión romántica de que el amor, cuanto más
dramático y sufrido, más sincero y verdadero. Nada más lejos de la realidad.
Por empezar, nadie necesita a un otro para estar completo o para encontrarle
sentido a su vida. Uno mismo es el sentido de su vida y es completo en sí
mismo. El amor que construimos y compartimos con el otro tiene que tender a
hacernos mejores personas y ayudarnos a crecer, sin anular nuestra
individualidad. Que es lo que las parejas violentas no hacen. La pareja
violenta anula y destruye. Por eso, si estás en una relación violenta, buscá
ayuda, porque sólo llevará a la destrucción.