43°. Mujeres como rinocerontes
Me pidieron
que escribiera para una revista sobre los “seductores seriales”, esos que
cambian de mujeres más rápido que de calzones o salen con varias a la vez. Y
esto fue lo que escribí: "Para
mí el tema no es desentrañar qué le pasa a estos hombres. Una puede imaginar
que tal vez les genere adrenalina cazar mujeres como si fueran rinocerontes,
que la deslealtad en sus cambios de pareja les de cierto goce interno, que
reafirmen alguna inseguridad recóndita que no quieren ver. O tal vez operan
simplemente a pura calentura impulsada por exceso de testosterona. Allá ellos.
Acá el tema somos las mujeres. A lo que voy es que si conocés (y reconocés) un
tipo estilo “seductor serial”, ¿por qué te gusta? Descontando que tengan pinta,
labia, o estén súper bien dotados y sean ases en la cama (todas virtudes que
llevan a la más racional a perder la cabeza) creo que a las mujeres se nos
activa el chip de “yo lo voy a cambiar, conmigo va a ser diferente”. Y no pasa.
O no en la mayoría de los casos. Conozco a un bígamo que se calmó cuando se
casó con una tercera a quien ama con locura, ¡doy fe! Pero en la mayoría de los
casos, si te metés a intentar reformar a uno de estos seductores seriales, vas
a salir con el corazón hecho pelota y la estima magullada. Cabe la posibilidad
de que no te des cuenta de este mecanismo tan femenino… Bueno: existe. También
cabe la posibilidad de que te guste estar en ese lugar. ¡Genial! Pero si pescás
que el tipo puede llegar a ser uno de estos casos y NO te gusta, salí a
tiempo".
Claro que también existe la versión
"seductora serial", y es parecida a la versión masculina. Como digo
en un cap. del libro: "Después de todo, el amor y el desamor, los
descuidos y desencuentros son universales y unisex."