60°. Un fracaso exitoso
Por un brevísimo tiempo, digamos un
intervalo, una anomalía en mi existencia, dejé de ser soltera serial. Me
sentía rara, como cuando una se pone zapatos nuevos. Estás feliz porque son
divinos y los querés usar todo el tiempo, pero a la vez aprietan y querés
volver a las ojotas. Terminé la relación y fue todo en buenos términos.
Quedamos como amigos, que era lo que éramos en un principio. Fue una de esas
historias donde una amistad de años dejó paso a algo más. Salvo que ese algo
más no alcanzó para que fuera mucho más. O al menos, lo que yo deseo en una
pareja. Así que por unos días sentí ese viejo y conocido dolor, que es como si
te metieran la mano en el pecho y arrancaran un cacho, y quedás como paralizada
repasando todo, viendo en qué podría haber sido diferente, mejor, peor, en qué
nos equivocamos, en qué le acertamos. Pero esos días ya pasaron. Ahora me
siento segura de mi decisión, porque entendí que él no era la persona para mí.
Es un buen tipo, solo que no me hacía bien a mí, me ponía más ansiosa de lo que
normalmente soy (lo que es decir mucho!). Fue como un espejo en algún punto,
porque estar con él me hizo dar cuenta que aún tengo cosas sin resolver:
inseguridades, el famoso miedo al abandono, no amarme lo suficiente. Con esto
me conecté estando con él, pero su tipo de amor no me ayudó a sanar-me. Claro
que es una la que tiene que hacer ese “laburito”, pero si el otro nomás te
aprieta los botones equivocados, es como ponerte un salvavidas de plomo. Sé que
hay estilos relacionales que sí te ayudan a elaborar tus issues, así que allá
vamos! Por eso, aunque fue triste terminar la relación y cerrar esa esperanza,
me ayudó a re-verme y afinar la puntería en cuanto a lo que deseo y necesito
para mi vida, y por eso mismo fue un éxito. A lo único que hay que tenerle
miedo es a no animarse, así que a la pileta otra vez!