31°. La tierra le dio una vuelta al sol

La tierra le dio una vuelta al sol y cumplí 37. Ni modo, como dicen mis amigos mexicanos. 37 primaveras.
¿Recuerdan mis desventuras con el payaso Puchito, allá cuando apenas cumplía mis 36? ¿O la del loco del parapente? ¿O la del sueco? Qué año…
Hace meses atrás me puse en barbecho (entiéndase “celibato con un propósito”). Para resguardarme. Hacer un poco de soul search, para meditar, discernir. Y lo hice. Fue muy bueno para mí. Aprendí que no necesito al otro para ser feliz. Mi vida es una buena vida. A pesar de que a veces me queje demasiado o actúe como una loca irracional.
Tuve numerosas citas, encuentros y desencuentros. Suelo usar el latiguillo, cuando una historia no funciona: “qué difícil está el mundo de la soltería”. Pero no es verdad. O si es verdad, en parte, es porque quiero.
Ahora puedo entrever, al menos para mí, lo que no es el amor:
No es necesitar a la otra persona para sentirse completa, mejor, mejorada, más. El otro no está ahí para solucionarte tus errores, tus problemas. No está ahí para tapar tus agujeros, cubrir tus faltas y miserias. Tampoco sirve para evitar crecer ni para evitar afrontar lo que solo se debe afrontar en la más íntima de las soledades. El amor no debería llenar vacíos, simular fantasías que luego uno pretende dar estandarte de realidad. El amor no puede ser el pretexto de esos enganches, de esos juegos, de esos espantos que atan a las personas por sus peores neurosis y bajezas.
Así como el amor no puede ser un pretexto, tampoco la soledad puede ser la causa del amor. Tampoco la necesidad. Menos que menos la creencia de que ya es hora de que te llegue…
Yo no quiero más eso. Lo cual implica por negación (y no sin cierto embarazo) que durante muchos años, así fue. Pero hoy puedo decir: no, gracias, sigo sola.
Ahora bien, la gran incógnita: ¿ma qué cazzo es el amor? ¿Pa’ qué sirve? ¿Cómo se hace? ¿Dónde se lo consigue? ¿Vino y no me di cuenta? Si aparece, ¿lo voy a reconocer? ¿Y si justo estoy dormida en ese momento? Bromas aparte, estuve pensando esto (parafraseando a un escritor de quien no recuerdo el nombre, y si alguno lo sabe, me avisa):
Tal vez el amor no es necesario.
El amor no se necesita.
El amor es.
Y cuando es, entonces hace que la vida sea mejor de lo que ya es.
Y que cuando la vida se te pone difícil, no lo sea tanto.
Y por esto, es indispensable.


Besos, Paula. 

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