22°. Se tensionó la cama! Una historia breve, muy breve
Se pueden imaginar,
amigos, mi cara cuando el caballero de turno se puso a gritar semejante
frasecita. El tipo parecía copado, lo había conocido en un asado y salido un
par de veces. Digo, no era para alquilar balcones, pero tenía buena charla,
estaba escribiendo una novela. Entraba dentro de la categoría: posible
candidato. Lo único que me hacía un poco de ruido era que la jugaba de cool-moderno y usaba la palabra bizarro
cada dos por tres. Pero bueno, perfecto no existe, y si existiera, seguro que
yo le encontraría alguna falla...
Pero, volviendo al
exabrupto, no voy a hacer larga la historia, porque claramente no lo fue,
digamos que después de un par de citas, llegamos a “intimar”. Y como el chico cool se encontraba un poco “perdido” en
el asunto, se me ocurrió ayudarlo con indicaciones del tipo: un poco más así,
un poco más allá... Claro que para cualquiera que me conoce, tal vez pueda
conjeturar que lo hice con tono imperativo, o directamente imperial, pero no
fue así, generalmente soy bastante amable. Pero al caballero parece que le
afecté el ego más que otra cosa... y empezó a gritar: “¡Se tensionó la cama, se
tensionó la cama!”, al tiempo que se alejaba como si yo fuera
radioactiva.
Toda su pose de
moderno y liberado se fue por la ventana. No entendí qué le pasó. Le pregunté
pero me respondió con evasivas. Di por terminado el asunto, pero me quedé rara,
confundida. ¿Cómo hacen para conocerse dos desconocidos? ¿Por qué le molestó
tanto mi intención de ayudarlo para que yo también la pasara bien? Digo, los
hombres no nacen sabiendo todo lo que hay que saber acerca del sexo, y las
mujeres somos todas diferentes en ese aspecto. Ergo...
Claro que he tenido
la suerte de compartir momentos con algunos hombres muy generosos y relajados a
la hora de las sábanas, pero de este lo que me desconcertó fue cómo se le cayó
la máscara de superado en cinco segundos, como si hubiera sido succionado por
la máquina del tiempo marca ACME y llevado a la época de las cavernas.
Leí por ahí que las
parejas son de hecho quienes tienen mejor sexo (no hablo de cantidad, sino de
calidad), en comparación con los solteros... Y tal vez haya algo de verdad en
eso. Cuanto más conocés al otro, todo mejora. Las primeras veces siempre tienen
algo de incómodas, de tener que ir cerrando la distancia que separa a dos
extraños que se acercan... ¡pero tampoco como para ponerse a gritar!